El cash flow es uno de los conceptos más utilizados en el seno financiero de las empresas, pero no todo el mundo conoce exactamente qué significa. Flujo de caja o flujo de efectivo son otras de sus denominaciones, pero ¿sabes realmente a qué hace referencia? ¿Cómo debe optimizarse por el bien de la empresa? Descubre todo sobre el cash flow y mejora la salud financiera de tu negocio en el siguiente artículo.
Qué es el cash flow
El cash flow, también conocido en castellano como “flujo de caja”, hace referencia a la capacidad de una empresa de generar liquidez durante un periodo de tiempo determinado y así, hacer frente a los pagos que surgen en la misma. Es una información esencial para poder tomar decisiones sobre las finanzas de la empresa y su futuro, una medida que permite conocer los recursos líquidos que generan las empresas, contando como entradas y salidas de efectivo.
A través del cash flow, se pueden detectar problemas en las empresas de liquidez y viabilidad, ya que el flujo de caja está relacionado con los beneficios de ésta. Es un indicativo clave de la salud financiera de las empresas.
Como hemos dicho anteriormente, está directamente ligado con las diferencias que existen entre salidas y entradas de dinero en efectivo. No debe confundirse con el balance contable u otras definiciones financieras de la empresa, que se refieran al estado global de la empresa, ya que, en este caso, hablamos de la liquidez de las sociedades.
Características del flujo de caja
El cash flow se calcula sumando el beneficio neto con las amortizaciones y las provisiones. Las amortizaciones son la depreciación del activo de la empresa debido al uso y las previsiones representan una depreciación debido a un imprevisto.
Y estos tres conceptos deben incluirse unidos en el cálculo del cash flow ya que, a pesar de que las amortizaciones y las previsiones no son pérdidas de dinero como tal, sí representan una disminución de los activos de la empresa, ya que es un dinero que habrá que pagar y con el que la empresa no podrá contar.
Existen tres tipos de cash flow:
- Flujo de caja operacional: es el más conocido y hace referencia a la cantidad de efectivo, positiva o negativa, que se consigue gracias a las actividades principales de la empresa. Es el más importante a considerar, ya que es el que tiene relación directa con el estado financiero de la sociedad.
- Flujo de caja de inversión: la diferencia entre entradas y salidas de capital dedicadas a la inversión ya sea en activos tangibles o financieros. Las cuotas relacionadas con las compras de activos entran en esta categoría.
- Flujo de caja de financiamiento: diferencia entre entradas y salidas de efectivo relacionadas con las ampliaciones de capital y emisiones de bonos y obligaciones corporativas. Es decir, el balance entre entradas y salidas de dinero para la financiación de la propia empresa.
Otro punto para tener en cuenta es que el cash flow puede ser positivo y negativo. Existen ocasiones en las que los pagos no lleguen en el plazo estimado, y si esto ocurre, el balance de la empresa puede ser positivo, ya que la venta está realizada y contabilizada, pero el cash flow negativo, ya que el dinero aún no está en caja. Sin embargo, también puede darse la situación contraria, en el que aún no se han pagado a los proveedores en el ejercicio económico, por lo que el cash flow será positivo pero el balance de la empresa, negativo. Todas estas variantes deben tenerse en cuenta a la hora de realizar un conteo del flujo de caja, para no llevarse sorpresas inesperadas.
Cash flow: por qué es importante optimizarlo
Son múltiples las ventajas que supone tener el flujo de caja actualizado y optimizado. En primer lugar y como hemos dicho anteriormente, el cash flow ayuda a tener una visibilidad transparente sobre la situación financiera de la empresa, para saber si tiene un problema de liquidez. En el caso de que sea así, con un flujo de caja optimizado, detectar el problema a tiempo puede ayudar a solventarlo y que la empresa no deje de ser rentable.
También sirve para poder analizar si las inversiones a realizar en la empresa son rentables, es decir, es un indicador indispensable para la toma de decisiones.
Lo importante en este caso es saber cómo optimizar el cash flow.
Llevar los cobros al día, aunque parezca una obviedad, es una de las claves de un buen cash flow. Y es que, en muchas ocasiones, no todos los ingresos y gastos se cobran o pagan al contado, por lo que un ejercicio económico puede cerrarse con ingresos pendientes de cobro y gastos pendientes de pago.
Retrasar los pagos es otra de las claves de un buen cash flow. Y es que negociar en la medida de lo posible los pagos, permite a las empresas tener un mayor margen frente a posibles imprevistos, teniendo liquidez con la que hacer frente.
Reducir costes es otra de las fórmulas para optimizar el flujo de caja. Es importante revisar el plan de la empresa o su política de gastos para saber qué gastos pueden eliminarse o dedicarse a otra parte.
El control del flujo de caja está asociado a una política empresarial seria y de contención. Para ello, el primer aspecto es seguir las directrices del plan de empresa, que habrá que revisar cada año para comprobar que se cumplen. El segundo elemento importante es realizar provisiones de fondos en los buenos momentos para no tener ese problema cuando la coyuntura sea algo más complicada.
Expensya, una solución para gestionar el cash flow de las empresas
Para una empresa, llevar adelante todas las gestiones en relación con los gastos de la misma puede ser una tarea difícil e interminable. Por eso, cada vez son más las soluciones que se abren paso en el mercado para mejorar y facilitar las tareas de los trabajadores y directivos de las sociedades.
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Todos los movimientos de entrada y salida de la empresa quedan registrados para tener una mayor visibilidad. Además, Expensya se conecta al ecosistema de programas de tu empresa, ya sean ERP, bancos, nóminas, recursos humanos… los datos se sincronizan en tiempo real, pudiendo tener el usuario una visión global de la salud financiera de la empresa.
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